Google ha dado un paso significativo en la carrera por la computación cuántica con su nuevo chip, Willow, diseñado para reducir drásticamente los errores cuánticos y realizar cálculos que hoy están más allá del alcance de las supercomputadoras más avanzadas. Este avance coloca a la gigante tecnológica a la vanguardia en el desarrollo de computadoras cuánticas útiles a gran escala, con el potencial de transformar sectores como la medicina, la energía y la inteligencia artificial.
Willow, producido en las instalaciones de Google en Santa Bárbara, rompe barreras en el rendimiento de los chips cuánticos. Con sus 105 qubits, Willow aborda dos desafíos críticos. Primero, ofrece una corrección de errores cuánticos superior que supera el umbral conocido como «below threshold», tal como se detalla en la revista Nature. Esto permite corregir errores mientras se expande el número de qubits sin precedentes en el campo desde que se introdujo la corrección de errores cuánticos en 1995. Segundo, en términos de velocidad, Willow logra completar un cálculo estándar de muestreo de circuitos aleatorios en menos de cinco minutos, una tarea que a una supercomputadora le tomaría más de 10 septillones de años.
El problema de la corrección de errores es uno de los mayores retos en la computación cuántica, ya que los qubits son muy susceptibles a interferencias del entorno. Willow supera estas dificultades mediante un sofisticado sistema de corrección en tiempo real, que mantiene a los qubits organizados de manera estable en entramados de hasta 7×7, demostrando una durabilidad y fiabilidad superiores en comparación con sus predecesores.
La importancia del muestreo de circuitos aleatorios, empleado como prueba de referencia, radica en su capacidad para demostrar que las computadoras cuánticas pueden superar a las clásicas en determinadas tareas, aunque no tenga aplicaciones comerciales directas todavía. Gracias a Willow, Google potencia la distancia de rendimiento entre los sistemas cuánticos y clásicos, lo que sugiere un progreso exponencial en los procesadores cuánticos.
Este avance está en línea con la visión ambiciosa de Google para crear computadoras cuánticas útiles para aplicaciones prácticas. Como potenciales soluciones, estas máquinas podrían revolucionar la creación de medicamentos personalizados, el diseño de baterías eficientes y el desarrollo de nuevos materiales. La integración de estos avances con la inteligencia artificial podría además catalizar importantes desarrollos en estas áreas.
El desarrollo de Willow es un hito dentro de la estrategia a largo plazo de Google, que comenzó hace más de diez años. Aunque hay obstáculos pendientes, el chip representa un importante testimonio del potencial transformador de la computación cuántica, con miras a tener un impacto sustancial en diversas industrias. Conforme los algoritmos avanzan, se espera que estas computadoras jueguen un papel crucial en la solución de problemas que hasta ahora son insuperables para la tecnología convencional. Con Willow, Google pavimenta el camino hacia un futuro donde la computación cuántica se convierta en una herramienta indispensable.