En un reciente giro en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el expresidente Donald Trump ha anunciado su intención de imponer un arancel adicional del 50% sobre los productos chinos si el gigante asiático responde con medidas a sus políticas punitivas. Este anuncio intensifica la ya tensa relación entre ambas naciones, aumentando las fricciones económicas que han dominado el panorama internacional en los últimos años. Trump, quien ha mantenido una postura firme contra China, argumenta que su decisión es una respuesta necesaria para contrarrestar lo que considera prácticas comerciales desleales y la presunta manipulación de divisas por parte de Pekín.
El impacto de este anuncio no tardó en hacer eco en los mercados financieros globales, donde se observó una marcada volatilidad. Los inversores reaccionaron con preocupación ante la perspectiva de un incremento en la guerra comercial, lo que generó caídas en las principales bolsas a nivel mundial. La incertidumbre en torno a la situación y las posibles represalias chinas han llevado a los analistas a advertir sobre las repercusiones económicas a largo plazo, tanto para las cadenas de suministro globales como para el crecimiento económico. Los economistas mantienen un ojo vigilante sobre los desarrollos futuros, ya que cualquier escalada en las tensiones comerciales podría tener consecuencias significativas en la recuperación económica mundial.
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