El primer semestre del año ha sido testigo de uno de los movimientos más intensos en los mercados financieros en décadas, caracterizado por una caída brusca seguida de una rápida recuperación, además de un nuevo mapa de riesgos geopolíticos, monetarios y tecnológicos.
Lo que comenzó como un año de aparente estabilidad económica se transformó en una auténtica montaña rusa financiera. Entre marzo y junio, los mercados experimentaron una de las caídas y recuperaciones más extremas de la historia reciente, impulsados por decisiones políticas, tensiones geopolíticas y cambios en los tipos de cambio. La inteligencia artificial, el dólar y los factores geoestratégicos jugaron un papel fundamental en este contexto.
El detonante de estos movimientos fue el anuncio de Donald Trump del «Liberation Day» y un plan arancelario global. La reacción de los mercados no se hizo esperar: Wall Street cayó más de un 20 %, y Asia sufrió un varapalo semejante. Sin embargo, una rectificación política y la intervención de los bancos centrales liderada por la Reserva Federal condujeron a una recuperación notable, dejando a muchos inversores descolocados.
En Europa, la victoria del bloque conservador en Alemania trajo un enfoque inesperado hacia el gasto en defensa, lo cual impulsó los mercados industriales y armamentísticos, fortaleciendo al euro. A pesar de un ataque de Israel a Irán, el impacto en los mercados fue limitado, evidenciando un tipo de inmunidad hacia el ruido geopolítico, siempre y cuando la Reserva Federal y Europa mantengan sus políticas firmes.
El dólar experimentó una depreciación del 13 % frente al euro, afectando negativamente los retornos en las carteras globales. Mientras que en EE. UU. y Asia los índices presentaron ajustes negativos al cambio de divisa, Europa sobresalió con avances notables en sus índices bursátiles.
En el ámbito de las materias primas, el petróleo experimentó una disminución significativa tras episodios de tensión, mientras que el oro resurgió como un refugio seguro alcanzando una revalorización del 25 %.
En medio de esta alta volatilidad, expertos recomiendan mantener una estrategia clara y aprovechar las correcciones como oportunidades. El comportamiento de los bancos centrales, la política en EE. UU., la inteligencia artificial, y la economía china serán factores clave a seguir de cerca en los próximos meses.
A medida que nos acercamos al verano, se espera una relativa calma. Sin embargo, las lecciones de este semestre refuerzan la importancia de tener carteras bien diversificadas y con visión a largo plazo para afrontar futuros desafíos del mercado.