Las tensiones arancelarias entre Estados Unidos y la Unión Europea se han intensificado tras la amenaza del presidente Donald Trump de imponer un 50% de aranceles a las importaciones de la UE. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha intervenido para apaciguar la situación, solicitando a Trump que extienda el plazo para un acuerdo hasta el 9 de julio, una petición que él ha aceptado. En su red social, Trump se presenta comprensivo al conceder la prórroga, mientras que Von der Leyen expresa que Europa está dispuesta a avanzar rápida y decisivamente en las negociaciones para alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes. Sin embargo, la falta de claridad en las expectativas de Estados Unidos sigue siendo un obstáculo significativo en este pulso arancelario.
Esta reciente comunicación es parte de una serie de constantes negociaciones y encuentros que, a pesar de los avances iniciales, enfrentan el desafío de establecer claramente lo que busca la administración Trump. A diferencia de Bruselas, que ha coordinado un enfoque unificado entre los Veintisiete, la posición de Estados Unidos parece no estar completamente definida, generando incertidumbre sobre los verdaderos objetivos detrás de estas medidas proteccionistas. A su vez, la dinámica personal entre los líderes parece todavía incipiente, lo que se evidencia en la escasa interacción directa entre Von der Leyen y Trump, quien hasta ahora se ha mostrado más proclive a comentarios unilaterales que a un diálogo constructivo.
Leer noticia completa en El Pais.