La intervención del intelectual público, que se originó con la célebre carta «¡Yo acuso!» de Émile Zola en 1898, ha evolucionado a lo largo del tiempo. En el contexto global y particularmente en Chile, los intelectuales han adoptado formas de expresión como columnas y tribunas de opinión para participar en debates contemporáneos. Sin embargo, existe una percepción de declive en la influencia de estos actores, quienes, aunque intentan abordar problemáticas de actualidad, parecen carecer de un impacto tangible en la sociedad moderna. Este declive se atribuye a una desconexión entre las ideas expuestas y su capacidad de resonar efectivamente en un público más amplio y diverso, lo que ha sido especialmente evidente en momentos políticos críticos, como el estallido social chileno de 2019.
El desafío actual para los intelectuales es expandir sus modos de intervención más allá de formatos tradicionales y académicos, hacia plataformas digitales y multimedia que alcancen audiencias más amplias. Se sugiere una transición hacia un modelo de «intelectual multi-plataformas», capaz de influir a través de redes sociales, podcasts, radio y televisión, además de su trabajo en columnas y libros. Además, el artículo destaca la creciente prominencia de intelectuales de extrema derecha, cuya eficacia se debe más a su infraestructura y estrategia de comunicación que a la brillantez de sus ideas. Este cambio en el panorama intelectual pone de relieve la necesidad de revisar y adaptar las formas de intervención para recuperar el impacto y relevancia de las ideas en la sociedad contemporánea.
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