En un Congreso prácticamente desierto, persisten las discusiones en torno a la reciente reprobación de la ministra de Igualdad. A pesar de la ausencia física de muchos legisladores debido al puente festivo, las críticas hacia la gestión ministerial continúan resonando en los pasillos de la política española. El Partido Popular y otros grupos de oposición han aprovechado este momento para cuestionar la efectividad de las políticas implementadas por la ministra, subrayando lo que consideran fallos en su ejecución y falta de resultados tangibles en áreas clave como la igualdad de género y la violencia machista.
Mientras tanto, Podemos, formando parte del gobierno de coalición, busca convertir el revuelo en una oportunidad para consolidar su posición en el complejo escenario político. Argumentan que la reprobación no es más que un intento de desestabilizar al gobierno progresista y desviar la atención de otros problemas acuciantes del país. En paralelo, el partido sigue impulsando su agenda social, defendiendo las reformas realizadas en derechos de la mujer y buscando mantener la confianza de sus votantes. La situación refleja las tensiones inherentes a la coalición gubernamental y subraya los desafíos continuos que enfrenta el ejecutivo en un ambiente político cada vez más polarizado.
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