Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS), conformados por 39 países localizados en el Pacífico, el Caribe y el Índico, enfrentan serios desafíos debido a su limitado tamaño, aislamiento geográfico y escasez de recursos. Con una población de 65 millones de personas, menos del 1% del mundo, estos estados son particularmente vulnerables ante crisis económicas y ambientales, siendo el cambio climático su mayor amenaza actual. Los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes devastadores de 2017, han dejado un impacto duradero en su infraestructura y comunidades. Además, el incremento del nivel del mar representa un riesgo existencial, requiriendo medidas de adaptación drásticas, como la realojación de miles de habitantes que viven cerca de costas bajas.
Conscientes de su vulnerabilidad, los SIDS han adoptado compromisos políticos firmes en el ámbito climático, participando activamente en negociaciones internacionales y promoviendo objetivos clave como el límite de 1,5°C del Acuerdo de París. En 2023, liderados por Vanuatu, lograron avances significativos en la rendición de cuentas global mediante una resolución histórica de la ONU. Durante la COP29, realizada en Bakú, estos países luchan por aumentar el financiamiento para mitigar el calentamiento global y proteger sus territorios, reclamando un esquema financiero específico que incluya alivio de deuda y recursos predecibles. Sin embargo, expresan su frustración con la inacción internacional, reflejada en la ausencia de Papúa Nueva Guinea de la cumbre como protesta, subrayando la urgencia de respuestas efectivas ante el cambio climático.
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