En un movimiento inesperado que ha sacudido el ámbito de la virtualización, VMware ha comunicado su decisión de adoptar la tecnología Kernel-based Virtual Machine (KVM) para su software de escritorio VMware Workstation, dejando atrás su tradicional código propietario. Esta transición significa un paso importante para VMware, que hasta este momento había desarrollado su propia infraestructura de virtualización en paralelo a KVM, una tecnología de código abierto ampliamente utilizada en el ecosistema Linux.
El anuncio se realizó tras la publicación de Zack Rusin, ingeniero de Broadcom (antes VMware), quien compartió una serie de parches para el kernel de Linux en la lista de correos del núcleo. Los cambios propuestos por Rusin permiten que las máquinas virtuales de VMware se ejecuten eficientemente bajo KVM, señalando una transformación del software hacia una virtualización más abierta. Las modificaciones destacan, entre otras, la habilitación del «backdoor» de VMware por máquina virtual y la redirección de ciertas llamadas de sistema para mejorar la compatibilidad.
Broadcom, por su parte, confirmó que el objetivo de estos parches es permitir que VMware Workstation en Linux opere sobre KVM, lo cual ya está integrado en el núcleo de Linux. Sin embargo, el despliegue completo de esta transición podría extenderse hasta 2025, debido a los plazos necesarios para aprobar y adaptar los cambios en el kernel, así como para que las principales distribuciones de Linux los integren.
Este cambio representa una victoria significativa para la comunidad de KVM, al ver adoptada su tecnología por uno de los gigantes de la virtualización. Aunque VMware Workstation seguirá siendo un producto comercial, la adopción de KVM es un hito en la aceptación de tecnologías de código abierto para soluciones empresariales.
Cabe señalar que VMware no abandonará por completo sus tecnologías propietarias. Broadcom ha explicado que, aunque la virtualización de CPU usará KVM en Linux, seguirán empleando dispositivos virtuales propietarios para gráficos y otras funcionalidades específicas de VMware. Este enfoque híbrido permitirá a VMware preservar su identidad tecnológica, mientras adopta KVM para aprovechar sus capacidades y optimizaciones en entornos Linux.
La adopción de KVM no es arbitraria. La comunidad de KVM ha demostrado ser robusta y adaptable, convirtiéndose en una opción atractiva para empresas en busca de estabilidad y eficiencia. Integrado en el núcleo de Linux, KVM ofrece a VMware la posibilidad de optimizar y mantener actualizada su plataforma sin los costos asociados al desarrollo de un código propio paralelo.
Este cambio también podría abrir nuevas oportunidades para VMware en términos de interoperabilidad y desarrollo de características avanzadas, tradicionalmente limitados por un entorno propietario. Además, refleja una tendencia más amplia en la industria tecnológica hacia la adopción de tecnologías abiertas y colaborativas.
En resumen, la decisión de VMware de adoptar KVM pone de relieve un cambio significativo en la virtualización y la relación de las grandes empresas con el software de código abierto. Aunque todavía hay un largo camino por recorrer para completar esta transición, el movimiento promete una integración más eficiente de VMware Workstation en Linux, conservando sus características distintivas. Este paso no solo fortalece la posición de KVM en el mercado global de la virtualización, sino que también subraya una creciente apertura hacia soluciones colaborativas en el sector tecnológico.