Donald Trump y su esposa, Melania, han llegado al castillo de Windsor, donde han sido recibidos con toda la pompa real por el rey Carlos III y la reina Camilla, en medio de un clima inestable. En su visita de Estado al Reino Unido, los Trump fueron trasladados en carruajes reales, saludando a los miembros de la Guardia Real que les dieron la bienvenida con una ceremonia militar. La visita, que busca estrechar lazos económicos y políticos, ha estado marcada por manifestaciones pacíficas, aunque se registraron algunos incidentes tras la proyección de imágenes de Trump junto a Jeffrey Epstein, lo cual tensó el ambiente en una visita que se pretendía libre de controversias.
Paralelamente, se han desplegado amplios dispositivos de seguridad en Windsor y Londres ante las protestas organizadas por la coalición Stop Trump. En el centro de Londres, los manifestantes volverán a inflar el globo de «Baby Trump» para expresar su disconformidad. En el ámbito político, Trump y el primer ministro británico, Keir Starmer, discutirán acuerdos de cooperación en áreas como la energía nuclear y tecnología avanzada. A pesar de las expectativas iniciales, las negociaciones comerciales enfrentan obstáculos, dejando en pie algunos aranceles estadounidenses, lo que supone un desafío para los intentos de Starmer por lograr avances económicos significativos en esta visita diplomática.
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