La clonación de voz mediante inteligencia artificial (IA) se ha transformado en una herramienta cada vez más frecuente para los ciberdelincuentes. Los ataques no necesitan contraseñas; ahora, basta con una simple muestra de voz para llevar a cabo sus fechorías. Esta realidad, más cercana de lo que podría parecer, preocupa cada vez más al ámbito empresarial.
La llegada de la inteligencia artificial generativa ha supuesto avances, pero también ha abierto la puerta a riesgos significativos, especialmente en el contexto de la ciberseguridad corporativa. Uno de los fenómenos que se destacan es el «vishing con IA», una sofisticada variante del phishing telefónico. Este utiliza la clonación de voz para engañar y extraer información o dinero de forma fraudulenta.
Lo alarmante es que este tipo de amenaza no es mera especulación futurista. Se han registrado ataques a altos cargos políticos, directivos de grandes empresas y equipos financieros a lo largo de múltiples industrias. La clonación de voz solo requiere una breve muestra, que puede obtenerse de redes sociales, entrevistas o reuniones grabadas, y una plataforma de clonación de voz accesible en la web.
El proceso es simple: los atacantes se hacen con una grabación de tan solo tres segundos de su objetivo. Luego, mediante un sistema de clonación de voz por IA, generan un modelo sintético que utilizan para hacerse pasar por la víctima. Esto es desplegado a través de una llamada o mensaje de voz, instruyendo acciones como transferencias o accesos a cuentas.
El vishing con IA forma parte del fenómeno conocido como «deepfake auditivo», pero a diferencia de los vídeos manipulados, la detección de voces sintetizadas es más compleja, haciendo aún más efectiva esta técnica.
Los directivos y ejecutivos son blancos especialmente vulnerables, ya que sus voces están fácilmente disponibles en ruedas de prensa y diversos medios corporativos. Este acceso público, combinado con su alto nivel de confianza dentro de las organizaciones, los convierte en objetivos de lujo.
Existen casos documentados donde empleados han recibido instrucciones urgentes de sus ejecutivos «suplantados», como solicitudes de transferencias, logrando completar las operaciones antes de revelar el engaño.
Frente a estas amenazas, las organizaciones deben reforzar su seguridad mediante una combinación de personas, procesos y tecnología. Entre las estrategias recomendadas, se sugiere limitar la exposición pública de audios, establecer sistemas de verificación dual, capacitar a empleados en roles críticos y monitorizar posibles incidentes.
Proteger a los ejecutivos no solo exige nuevas herramientas, sino también una cultura organizacional que esté consciente de los riesgos. Con procesos robustos y equipos entrenados, se busca asegurar que la ciberseguridad no dependa únicamente de contraseñas, sino también de la confianza y el control sobre la voz.
Más información y referencias en Noticias Cloud.