En España, aproximadamente un millón de personas sufren de demencia, siendo el alzhéimer la forma más común de esta condición. A pesar de no conocerse las causas exactas que la provocan, se han identificado diversos factores que podrían influir en su desarrollo. Entre ellos, el uso prolongado de ciertos medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno y la aspirina, ha mostrado potencial en la reducción del riesgo de desarrollar alzhéimer. Un estudio reciente, publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society, analizó a 11.745 participantes del Estudio Rotterdam, revelando que el uso prolongado de estos medicamentos se asocia con una disminución en las probabilidades de padecer demencia, en contraste con un incremento del riesgo observado en usos a corto o mediano plazo.
La metodología del estudio incluyó el análisis de historiales farmacéuticos para clasificar el uso de AINEs y vincularlos con los niveles de beta-amiloide-42, una proteína alterada presente en el tejido cerebral en casos de alzhéimer. Los datos mostraron que el 81,3% de los participantes usaron AINEs, con la mayoría empleando la combinación de medicamentos asociados y no asociados con la reducción de beta-amiloide-42. Los hallazgos destacan que el grupo que consumió AINEs durante más de dos años tuvo un menor riesgo de desarrollar demencia, excepto aquellos con el gen APOE-e4, altamente relacionado con un mayor riesgo de esta enfermedad. A pesar de que el estudio es observacional y no precisa la naturaleza del vínculo entre el uso de AINEs y el alzhéimer, refuerza la hipótesis de que los procesos inflamatorios crónicos podrían ser un importante objetivo para futuras investigaciones y estrategias de intervención.
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