La profunda división en la cúpula de poder argentino ha quedado expuesta tras la ruptura definitiva entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel. El conflicto se intensificó después de que Villarruel, a través de su cuenta de Instagram, defendiera su papel en la aprobación de leyes que aumentan el gasto fiscal, algo que Milei considera una traición a su política de superávit. Las críticas que Villarruel recibió no solo apuntaron a su papel en el Senado, sino también a decisiones personales de Milei, como su gasto en la agencia de inteligencia y frecuentes viajes al exterior, que han costado al Estado 2,5 millones de dólares en apenas 18 meses de gobierno. Las declaraciones de Villarruel durante esta confrontación han tensado aún más una relación que, según se reporta, llevaba meses deteriorándose.
La fricción entre ambos líderes tiene sus raíces en la gestión iniciada en diciembre de 2023, cuando Villarruel, con un fuerte pasado militar y posturas conservadoras, quedó marginada de los ministerios de Defensa y Seguridad, lo que generó tensiones irreconciliables. Villarruel, que ha sido excluida del círculo cercano de Milei, se ha centrado en sus funciones en el Senado mientras se especula sobre sus posibles aspiraciones políticas fuera del partido La Libertad Avanza. Las desavenencias entre Villarruel y el entorno presidencial han sido evidentes públicamente, como lo demostró el incidente en la Catedral de Buenos Aires, donde Milei evitó saludarla. En su despedida en redes, Villarruel insinuó poseer información comprometedora sobre el presidente, aumentando la especulación y el dramatismo de la situación política actual.
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