En un dominio claro de posesión, con un 76% del tiempo controlando el balón, el Real Madrid no logró imprimirle al juego la fluidez y velocidad necesarias para desarticular completamente a su oponente. Sin embargo, el equipo mostró una presión intermitente efectiva gracias a las actuaciones de Camavinga, Bellingham y Tchouaméni, quienes ganaron 22 de 29 duelos, lo que resultó crucial para forzar al rival a cometer 65 pérdidas de balón.
Kylian Mbappé se destacó como una amenaza constante en la profundidad, explotando cada espacio disponible y generando peligro en varias ocasiones. El delantero francés probó tres veces al portero David Soria, convirtiéndose en un elemento clave para castigar los errores del oponente. A pesar de tener el control, la falta de ritmo y velocidad en su juego dejó al Real Madrid sin la contundencia esperada.
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