En una faena marcada por la complejidad y el peligro, el torero David Galván logró cortar una oreja que, si bien no reflejó completamente su destreza, sí dejó patente su valentía frente a dos toros particularmente difíciles. En un evento cargado de expectativas, Galván enfrentó animales torvos y desabridos, demostrando temple y habilidad en una lidia complicada que puso a prueba su capacidad de adaptarse a las circunstancias adversas. A pesar del riesgo, el diestro logró conectar con el público, recibiendo una oreja simbólica por su persistencia e intrepidez.
Por otra parte, el público premió a Galván con dos vueltas al ruedo tras lidiar con el lote mejor de la jornada. A lo largo de la corrida, el torero mostró su arte en faenas que, aunque desafiantes, estuvieron llenas de momentos de brillantez técnica. La actuación del matador dejó un sabor agridulce, combinando destellos de grandeza con la tenacidad de enfrentarse a animales que no dieron tregua. La jornada, aunque difícil, destacó la versatilidad de Galván y su capacidad para sobrellevar los desafíos que se le presentaron en el ruedo.
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