El presidente estadounidense se ha reunido con líderes de diversos países para abordar el creciente conflicto en la región del Medio Oriente. Durante estos encuentros, se hizo especial hincapié en la necesidad de implementar sanciones económicas más severas a aquellos gobiernos que han sido identificados como patrocinadores del terrorismo. Asimismo, se planteó el reforzamiento de las alianzas militares en el área para asegurarse de que se mantenga un equilibrio de poder que disuada a actores estatales y no estatales de iniciar hostilidades. Las conversaciones también revelaron un interés común por incrementar la cooperación en inteligencia para prevenir ataques, resaltando la importancia de un enfoque multilateral para hacer frente a las amenazas compartidas.
En el marco de estas tensiones, se discutió ampliamente la situación humanitaria derivada de los conflictos armados en la región. Los líderes llamaron a la comunidad internacional a redoblar esfuerzos en la asistencia a los refugiados y desplazados internos, subrayando que sin una respuesta coordinada y efectiva, la crisis podría intensificarse. Se destacó el rol de las organizaciones no gubernamentales y agencias de la ONU en la entrega de ayuda y se solicitó el compromiso de más recursos para paliar el sufrimiento de las poblaciones afectadas. La reunión concluyó con un llamado a retomar el diálogo político entre las partes en conflicto como única vía para alcanzar una paz duradera en la región.
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