Vicenç Altaió, conocido como un «traficante de ideas», ha sido una figura clave en el panorama cultural de Cataluña, transitando entre las letras, las artes y el underground. Durante la dictadura franquista, se dedicó a editar revistas de vanguardia y militar en la izquierda nacionalista catalana. Con la llegada de la democracia, Altaió se consolidó como una referencia cultural, dirigiendo instituciones como el centro KRTU y el Centre d’Arts Santa Mònica. Actualmente, preside la Fundació Joan Brossa. A sus setenta años, busca transmitir su legado a las nuevas generaciones con su obra «El somni de la subversió», un libro de memorias que retrata el estallido cultural de Barcelona en las décadas de 1970 y 1980.
Altaió reflexiona sobre la evolución de la cultura desde la clandestinidad hasta la institucionalización, destacando cómo el contexto político y cultural ha cambiado. Recuerda su descubrimiento del sistema literario catalán en la universidad, lo que despertó su pasión subversiva. Pese a formar parte del proceso de institucionalización, mantiene una postura crítica frente a la política, argumentando que la cultura debe ser un espacio de libertad y cuestionamiento. Altaió también destaca la importancia de preservar el diálogo entre lo local y lo universal, y cómo las figuras catalanas han alcanzado su máxima expresión a través del exilio, tanto interno como externo, como lo demuestran artistas como Miró y Tàpies.
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