Desde hace años, Tel Aviv ha implementado una política restrictiva que limita el acceso de periodistas extranjeros a la Franja de Gaza, impidiendo una cobertura independiente de la realidad en el enclave palestino. A partir de 2023, esta restricción se ha endurecido aún más, eliminando la posibilidad de que los informadores accedan libremente al territorio. Esta medida ha suscitado críticas por parte de organizaciones de derechos humanos y asociaciones de prensa, que denuncian una falta de transparencia y dificultades para reportar sobre la situación humanitaria y los conflictos en la región.
La opacidad en el acceso complica la labor de los medios de comunicación internacionales, que deben depender de fuentes locales, las cuales a menudo enfrentan riesgos significativos al intentar brindar información veraz. Esta situación dificulta la visibilidad global de las condiciones de vida de los habitantes de Gaza y las secuelas de los enfrentamientos. Mientras tanto, las voces críticas llaman a un mayor compromiso por parte de la comunidad internacional para garantizar el derecho a la información y mantener el escrutinio sobre las acciones de las partes involucradas en el prolongado conflicto.
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