La dictadura bolivariana está aprovechando la beatificación de José Gregorio Hernández para obtener beneficios políticos en medio de la crisis que enfrenta el país. Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, es una figura profundamente venerada en Venezuela. El régimen de Nicolás Maduro ha intentado capitalizar la devoción popular hacia este nuevo beato, organizando eventos y discursos que buscan fortalecer su conexión con las creencias del pueblo. A través de la difusión de mensajes que vinculan la figura del médico con el gobierno, se intenta revitalizar la debilitada imagen del régimen.
La beatificación ha sido utilizada como una plataforma para promover la unidad nacional y desviar la atención de los problemas económicos y sociales. Analistas críticos observan que esta maniobra política busca también reducir el descontento popular y consolidar el apoyo de sectores religiosos, en un contexto donde la supervivencia del gobierno depende de mantener una conexión simbólica con las masas. En tanto, la comunidad católica exhorta a que la figura de José Gregorio Hernández sea respetada y no instrumentalizada para fines políticos, resaltando su legado de humildad y servicio a los más necesitados.
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