Un reciente estudio ha cuantificado por primera vez la velocidad de evolución de las especies de simios, revelando que el cráneo y el rostro de los humanos modernos evolucionaron el doble de rápido que los de otras especies. Esta aceleración se atribuye a ventajas cognitivas únicas y a factores sociales que impulsaron cambios significativos en nuestra anatomía, facilitando el desarrollo de habilidades comunicativas y cognitivas que distinguieron a los humanos de otros simios. El estudio proporciona datos reveladores sobre cómo estas adaptaciones contribuyeron a la evolución del Homo sapiens, destacando la importancia de la interacción social y la evolución cerebral en el desarrollo humano.
La investigación resalta que estas modificaciones anatómicas están estrechamente vinculadas con el avance del cerebro y las capacidades mentales superiores. Los expertos sugieren que estas transformaciones no fueron aisladas, sino que reflejan un proceso interrelacionado donde las presiones sociales y cognitivas jugaron un papel crucial. Esta evolución acelerada del cráneo y el rostro podría haber sido fundamental para permitir una comunicación más eficaz y una estructura social más compleja, facilitando así avances significativos en la supervivencia y la adaptación del ser humano a lo largo del tiempo.
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