Los vecinos de un barrio en expansión están enfrentando una creciente frustración debido a la ausencia de infraestructuras básicas que se les prometieron hace siete años, cuando se anunció el desarrollo de 1.300 nuevas viviendas en la zona. A pesar de las reiteradas promesas y reuniones con las autoridades municipales, los residentes siguen esperando la construcción de equipamientos esenciales como centros de salud, colegios y áreas recreativas. La situación ha generado un sentimiento de abandono y descontento entre los habitantes, quienes han comenzado a organizarse para exigir respuestas concretas ante lo que consideran una falta de compromiso por parte de las autoridades locales.
La falta de equipamientos no solo afecta la calidad de vida de los actuales residentes, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro sostenible del barrio a medida que crece su población. Las promesas incumplidas han dejado a muchos vecinos escépticos respecto a la capacidad del gobierno local para manejar el desarrollo urbano de manera efectiva y equitativa. Mientras tanto, las nuevas construcciones avanzan, exacerbando la preocupación por la insuficiencia de servicios y el impacto que esto podría tener en la cohesión social y el bienestar de la comunidad. Ante esta situación, el debate sobre la planificación urbana y la responsabilidad gubernamental se torna cada vez más urgente.
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