En medio de crecientes tensiones, los residentes de los antiguos edificios de la Unidad Vecinal de Absorción (UVA) han expresado su frustración debido a la demora en la finalización de nuevas viviendas prometidas hace años. Según las denuncias de los vecinos, las obras destinadas a realojar a las 57 familias aún viviendo en estas estructuras deterioradas estaban programadas para concluir en 2023. Sin embargo, la falta de avances ha generado preocupación sobre las condiciones de habitabilidad actuales y el futuro inmediato de estas familias, quienes continúan residiendo en un entorno precario mientras esperan una solución definitiva.
La crisis habitacional en la UVA no solo afecta a las familias esperanzadas con un nuevo hogar, sino que además pone de relieve las deficiencias en la planificación y ejecución de proyectos de vivienda pública. Esta situación se agrava ante la creciente demanda de alojamientos adecuados en la ciudad, intensificando el escrutinio sobre la gestión de los recursos y los compromisos incumplidos por parte de las autoridades responsables. Los vecinos, en busca de respuestas y acciones efectivas, han convocado reuniones comunitarias y se preparan para movilizaciones con el fin de visibilizar su situación, reiterando la urgencia de respuestas concretas que permitan poner fin a años de espera e incertidumbre.
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