En una insólita acción comunitaria, los vecinos de Corvera, Asturias, decidieron tapiar con barrotes la ventana de una casa en ruinas que había sido ocupada. Cansados de las molestias provocadas por el okupa, incluida la imposibilidad de descansar debido al ruido constante, los residentes optaron por esta medida drástica, que les permitió finalmente cerrar el acceso al lugar. Sin embargo, el plan se complicó cuando el okupa, sin conocimiento de las intenciones vecinales, se encontró atrapado dentro y tuvo que solicitar ayuda a emergencias.
Durante una cobertura del incidente, los vecinos expresaron su frustración, destacando la intolerable situación que habían vivido. Emilia, una de las más activas en la defensa de la comunidad, indicó que habían intentado mantener una relación cordial, incluso ofreciendo comida al inquilino, pero sus esfuerzos no dieron resultados. Tras las presiones del vecindario, el okupa finalmente se marchó, permitiendo así que la comunidad pudiera recuperar la tranquilidad perdida.
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