En el esperado debate televisivo de candidatos a vicepresidentes, los representantes de los dos principales partidos políticos se lanzaron duras acusaciones referentes a las acciones de Irán. En una atmósfera tensa, cada candidato buscó responsabilizar al otro por el aumento de tensiones en Medio Oriente, culpándose mutuamente de políticas fallidas y decisiones diplomáticas controvertidas. La seguridad nacional y las relaciones internacionales fueron los temas centrales, con ambos candidatos intentando demostrar una postura más firme y efectiva frente a la amenaza iraní, en un esfuerzo por ganar la confianza del electorado.
El candidato del partido gobernante acusó al adversario de tener una política exterior débil que, según él, permitió a Irán avanzar en su programa nuclear y expandir su influencia en la región. Por su parte, el candidato de la oposición señaló que las sanciones y medidas duras del actual gobierno solo han servido para escalar el conflicto y alejar cualquier posibilidad de negociación pacífica. En medio de este cruce de acusaciones, el debate hizo evidente la profunda división entre los enfoques de ambos partidos, poniendo en primer plano la creciente preocupación del público por la estabilidad y seguridad global.
Leer noticia completa en El Mundo.