En una tarde marcada por la emoción y la tradición taurina, la plaza de toros de Las Ventas vivió un espectáculo memorable. El último toro de la ganadería de Palha, un coloso de 604 kilos, mostró un acto de resistencia sorprendente al negarse a caer tras la estocada mortal del matador Francisco de Manuel. El animal, a pesar de la estocada, se sostuvo sobre sus patas traseras durante más de un minuto, creando una imagen solemne y emotiva. Finalmente, se derrumbó, pero demostró una última resistencia al levantarse nuevamente antes de ser descabellado. Este gesto de casta del toro fue una muestra de la esencia de la tauromaquia, una lucha entre la vida y la muerte en el ruedo que arrancó aplausos del público.
La tarde también exhibió otros momentos destacados con ejemplares encastados de Palha, especialmente el primero y el quinto, que recibieron ovaciones en su arrastre. La actuación de los matadores dejó sensaciones mixtas; Juan Leal, aunque mostró entrega y valentía en sus quites y su lidia, no consiguió conectarse con el público plenamente y se marchó con una vuelta al ruedo discutida tras petición de oreja. Rafaelillo y Francisco de Manuel, por otro lado, tuvieron que lidiar con toros complicados y si bien mostraron su experiencia, terminaron su faena en silencio. Con menos de un tercio de la plaza llena, la tarde de Domingo de Resurrección dejó una mezcla de emociones, desde el valor hasta la controversia sobre las actuaciones, en una de las plazas más emblemáticas de España.
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