Los Ballistët, un grupo ultras vinculado al fútbol europeo, tuvieron su origen en los años 90. Inspirados en el grupo paramilitar fascista albanés conocido como Balli Kombëtar, han ganado notoriedad por sus conductas violentas tanto dentro como fuera de los estadios. Su historia está marcada por diversos incidentes que han captado la atención de las autoridades y la prensa, preocupadas por su influencia y comportamiento durante los partidos. La conexión histórica que mantienen con el fascismo provoca inquietud entre expertos en seguridad, quienes temen la propagación de su ideología extremista.
Este grupo ha sido protagonista de numerosos altercados y enfrentamientos con cuerpos de seguridad y seguidores de equipos rivales, generando conflictos que requieren intervención policial. La violencia asociada a los Ballistët plantea un desafío constante para las políticas de seguridad en eventos deportivos, donde se busca garantizar un ambiente seguro para todos los asistentes. La persistente presencia de estos ultras en las gradas de los estadios europeos no solo despierta preocupación, sino que también pone en evidencia la necesidad de medidas efectivas para combatir la radicalización y la violencia en el ámbito futbolístico.
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