Miles de vecinos se congregaron en las calles para unirse a una inusual manifestación que combinó disfrute y reivindicación. Armados con pistolas de agua y cubos, los participantes, vestidos con coloridos bañadores, se dejaron llevar por el ambiente festivo marcado por la música, mientras expresaban su descontento por la falta de recursos hídricos. La iniciativa buscó llamar la atención sobre la creciente preocupación por la gestión del agua en la región y la necesidad de implementar políticas más sostenibles.
El evento, que fusionó el espíritu de un carnaval con la seriedad de una protesta social, logró captar el interés tanto de los residentes como de turistas, generando una amplia cobertura mediática. Durante la jornada, los organizadores destacaron la importancia de cuidar este recurso vital, especialmente ante la amenaza del cambio climático. La manifestación concluyó con un llamado a las autoridades para que adopten medidas concretas y efectivas que garanticen el abastecimiento y la calidad del agua a largo plazo.
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