La ciudad de Valencia fue escenario de una multitudinaria manifestación en contra del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, del Partido Popular. Cerca de 130,000 personas se congregaron en el centro de la ciudad para exigir su dimisión, acusándolo de una gestión desastrosa de la reciente dana que inundó varias localidades, destruyendo hogares y cobrando la vida de más de 214 personas. La crítica principal se centró en la tardanza de la Generalitat al emitir una alerta masiva que llegó demasiado tarde, dejando a muchos ya atrapados por la crecida del agua. Lemas como «Nosotros manchados de barro, vosotros manchados de sangre» resonaron durante la marcha, reflejando la indignación del pueblo por lo que perciben como una grave negligencia del gobierno autonómico. La protesta, convocada por más de 40 asociaciones y grupos cívicos, también tuvo réplicas en otras localidades como Alicante y Elche, e incluso en Madrid.
Mientras tanto, el presidente Mazón trata de defenderse de las críticas, alegando que el cambio en la situación meteorológica fue reconocido solo hasta las siete de la tarde, cuando finalmente se incorporó al Centro de Coordinación de Emergencias. Sin embargo, las críticas se intensifican no solo hacia su gestión, sino también hacia otros cargos como la consejera de Interior, Salomé Pradas, quien desconocía el sistema de alerta masiva disponible. Un respaldo público del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha subrayado el apoyo al presidente valenciano, pero dentro del partido algunos contemplan la caída de Pradas como un preludio a la de Mazón si surgen más errores. La manifestación, pese a ser pacífica en su mayoría, terminó con incidentes aislados y una carga policial, mientras los manifestantes expresaron su frustración al llenar las puertas del Palacio de la Generalitat con barro y carteles acusatorios como «Mazón asesino», destacando la presión creciente sobre el presidente.
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