La reciente condena del expresidente Álvaro Uribe Vélez por soborno a testigos y fraude procesal ha polarizado aún más a Colombia. La decisión judicial, una de las más significativas en la historia judicial del país, ha generado una intensa reacción en un contexto ya tenso de cara a las elecciones. Mientras unos celebran el fallo como una reivindicación para las víctimas de otros hechos relacionados con Uribe, sus seguidores lo ven como un mártir de una supuesta persecución política. El campo político se reconfigura con esta sentencia, levantando la cuestión de si esta controversia puede dar un nuevo impulso o representar un golpe definitivo para el influyente político conservador.
La jueza Sandra Heredia, al frente de este fallo histórico, destacó la independencia del sistema judicial, enfrentando fuertes presiones de ambos lados del espectro político. Su declaración de que «el derecho no se arrodilla ante el poder» resonó en un momento en que era vital reafirmar la imparcialidad de la justicia. A pesar de las críticas y amenazas que enfrenta, el Estado tiene la responsabilidad de proteger su integridad y asegurar que el proceso siga su curso. Uribe, quien ha tenido la oportunidad de defenderse con un equipo legal robusto, anunció que apelará la sentencia, manteniendo vivo un debate que promete seguir definiendo el panorama político colombiano en los próximos meses.
Leer noticia completa en El Pais.