La reciente Noche de la Economía Valenciana, organizada por la Cámara de Valencia, desveló un profundo malestar entre las autoridades locales y los asistentes. En un acto destacado por la presencia de figuras como la delegada del Gobierno, la alcaldesa y el ministro Carlos Cuerpo, el ambiente se tornó tenso cuando se contrastaron discursos optimistas con el descontento palpable del público. La galería, equipada en el emblemático Roig Arena, se enfrentó a un discurso del ministro que, aunque cargado de triunfalismo similar al de épocas pasadas, no resonó con una audiencia que parecía cada vez más alejada de la «España oficial».
El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, aprovechó la oportunidad para criticar la desconexión entre los discursos oficiales y la realidad que vive la ciudadanía. A medida que el ministro Cuerpo abandonaba el evento sin escuchar sus palabras, un silencio ensordecedor dominó el acto, evidenciando la falta de conexión. En contraste, el presidente de Cámara Valencia, José Vicente Morata, recibió los aplausos más resonantes al abogar por un consenso real y políticas con visión de Estado. Un mensaje que, aunque en apariencia utópico, refleja una necesidad urgente de un cambio en la dinámica política.
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