En un reciente acto político, el bipartidismo fue objeto de elogios en presencia de Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), en un contexto de creciente polarización política en España. Durante la reunión, diversos participantes destacaron la estabilidad que históricamente han aportado las dos principales formaciones políticas del país, el PP y el PSOE, en contraposición a la fragmentación política actual. La alabanza al bipartidismo surgió como respuesta a los temores de que la proliferación de partidos pudiera dar lugar a coaliciones inestables, dificultando así el gobierno de la nación en un momento de desafíos económicos y sociales significativos.
Por su parte, un ex líder del Partido Popular aprovechó la ocasión para criticar lo que calificó como gobiernos «Frankenstein», refiriéndose despectivamente a las posibles coaliciones multipartidistas que dependerían de acuerdos con formaciones de distinto signo ideológico. Este término hace alusión a la imagen de coaliciones hechas a base de retazos dispares, que a su juicio no garantizan una gobernabilidad firme. Las declaraciones del exdirigente subrayan la tensión entre la herencia del bipartidismo tradicional y las nuevas dinámicas políticas que desafían sus moldes, abriendo un debate sobre la dirección futura del panorama político español.
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