El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abordó este sábado las críticas surgidas en el Comité Federal del PSOE, reafirmando su lealtad al partido al afirmar que, tras dejar su cargo, será «un afiliado al lado de mi secretario general». Esta declaración se produce en medio de la crisis provocada por el encarcelamiento de su ex secretario de Organización, Santos Cerdán, y en respuesta a comentarios desfavorables de figuras como Felipe González, quien anunció que no votaría por Sánchez. Entre las voces críticas se destacó la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien exigió medidas concretas, como una cuestión de confianza o elecciones anticipadas, para recuperar la confianza perdida dentro del Parlamento.
En su intervención, Sánchez no solo defendió su gestión de los últimos siete años, sino que también dirigió dardos hacia el Partido Popular, subrayando su papel en la corrupción y cuestionando la credibilidad de sus líderes. En un intento por fortalecer su mensaje, enfatizó la importancia de escuchar más a las mujeres y avanzar en logros sociales. También se dirigió a los críticos del PP, recordando que es contradictorio celebrar inversiones extranjeras mientras critican viajes del Ejecutivo. Con un enfoque en la solidaridad interna y la necesidad de mantener una agenda progresista, Sánchez cerró el Comité Federal insistiendo en que su Gobierno ha logrado importantes avances.
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