Un nuevo mes culmina y con él llega otra dolorosa estadística: el implacable goteo de asesinatos de mujeres a manos de la violencia machista. Sin ser eventos aislados, estas tragedias reflejan una violencia estructural profundamente arraigada que demanda respuestas más contundentes y transformadoras. En lo que va del año, 62 mujeres han sido víctimas, y el número ha alcanzado 2.088 desde 2003, según datos publicados en diversos medios.
La lista de nombres y ciudades se extiende, desde Rosalía en Motril hasta Ginesa en Cartagena, cada historia es un recordatorio de la urgencia de actuar. Algunas de estas mujeres sufrieron la violencia por parte de sus propios familiares, subrayando que la violencia machista no solo se circunscribe a las relaciones de pareja, sino que infecta otros lazos supuestamente seguros. La trágica historia de Rosalía, quien a pesar de tener una orden de alejamiento no encontró protección, destaca las deficiencias de las medidas actuales.
Desde la Confederación General del Trabajo (CGT), las demandas son claras: se requiere protección inmediata y especializada para las víctimas, medidas efectivas contra todas las formas de violencia machista, y una prevención real a través de la educación y la sensibilización. La CGT insiste en la necesidad de más recursos, apoyo especializado y la asignación de fondos suficientes. Además, reclama el cumplimiento efectivo de las leyes existentes como la Ley Orgánica 1/2004 y otras normativas recientes que buscan proteger y garantizar derechos fundamentales.
La lucha contra la violencia machista no puede ser solo reactiva. Se necesita un cambio social profundo, con educación feminista y afectivo-sexual desde edades tempranas, junto con campañas sostenidas que desafíen el machismo estructural. El sistema debe ser proactivo, actuando en todos los ámbitos de la sociedad, desde hogares hasta instituciones educativas.
Esta violencia machista es parte de un entramado global de dominación, comparable con la brutalidad de las guerras. En este contexto, el genocidio contra el pueblo palestino no pasa inadvertido. La resistencia en Palestina y las acciones de la Flotilla de la Libertad se convierten en símbolos de dignidad y coraje frente a la opresión.
Convocando a la acción, la Secretaría de la Mujer de la CGT urge a la sociedad a unirse en la lucha contra todo tipo de violencia y dominación. «¡No a la guerra, alto al genocidio en Gaza!» es el reclamo que se levanta, instando a que como trabajadores y trabajadoras se tomen iniciativas, uniendo fuerzas y participando en movilizaciones para exigir justicia y libertad.
La batalla contra la violencia machista y las guerras es urgente, indispensable y debe ser afrontada colectivamente.
Fuente: CGT