La reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) contra la inmersión lingüística ha generado un intenso debate en el panorama político catalán, especialmente en el contexto del 11 de septiembre, Día de Cataluña. Los partidos independentistas consideran esta decisión como un ataque a la autonomía educativa de la región y han utilizado el evento para reafirmar su compromiso con la protección del modelo lingüístico actual. Por su parte, las formaciones no independentistas destacan la necesidad de asegurar el aprendizaje del español y critican lo que perciben como una politización excesiva del sistema educativo.
La decisión del TSJC ha reavivado las tensiones sobre la política lingüística en Cataluña, un tema que sigue polarizando a la sociedad. En sus discursos, los líderes políticos han subrayado sus respectivas posiciones: unos defienden la inmersión como herramienta clave para la cohesión social y el mantenimiento de la lengua catalana, mientras que otros abogan por un modelo educativo más equilibrado que garantice el bilingüismo. En este entorno, la jornada del 11 de septiembre se presenta no solo como una conmemoración histórica, sino como un escenario donde se evidencian las divergencias ideológicas que continúan marcando la agenda política en la región.
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