El reciente cambio en la presidencia de Vox en Madrid ha generado una notable controversia tras la sorpresiva decisión de Rocío Monasterio de abandonar la política. José Antonio Fúster, nuevo presidente de la formación en la comunidad, expresó su decepción y sorpresa ante la renuncia de Monasterio, quien hasta hace poco era una figura clave como portavoz del partido en Madrid. Fúster lamentó la interpretación que Monasterio hizo sobre su destitución, asegurando que «las cosas de los partidos son mucho más sencillas», y agradeció su labor durante años, destacando su deseo de que continuara liderando desde la Asamblea madrileña. Con su salida, Isabel Pérez Moñino-Aranda, de destacada trayectoria jurídica y activista del partido desde 2018, asumirá el rol de nueva portavoz en la cámara regional.
Por otra parte, Monasterio no escatimó críticas hacia la dirección nacional de Vox durante su discurso de despedida, señalando especialmente al presidente Santiago Abascal y al secretario general Ignacio Garriga. La exdiputada subrayó que Vox Madrid era el único comité ejecutivo provincial elegido por sus afiliados e insinuó que las reformas internas han erosionado la democracia del partido, permitiendo un nombramiento a dedo de los dirigentes. Al anunciar su vuelta a la arquitectura, Monasterio sostuvo que su paso por la política fue un acto de servicio hacia España, llevado a cabo con sacrificios personales significativos. La renovación del liderazgo del partido en Madrid, programada para noviembre, se da en un momento de tensiones manifiestas y deja a Vox enfrentando nuevos retos a nivel interno.
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