París ha sido duramente criticada por la mala calidad del agua del río Sena durante los Juegos Olímpicos, afectando la salud de varios nadadores. Entre los afectados, la alemana Leonie Beck sufrió problemas gastrointestinales tras competir, y la neerlandesa Sharon van Rouwendaal experimentó molestias después de beber agua del río. Estas preocupaciones sobre la salubridad del Sena ya existían antes del inicio de las competiciones, llevándose a posponer pruebas como el triatlón. La triatleta española Miriam Casillas cuestionó la falta de planes de contingencia efectivos y señaló deficiencias en los controles de calidad del agua, destacando que los informes tenían un retraso significativo y las condiciones variaban con la lluvia.
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