El equipo blanco consolidó su victoria gracias a un espectacular primer cuarto, que concluyó con un contundente parcial de 15-28. Este inicio arrollador sentó las bases de un triunfo indiscutible, marcando una clara diferencia desde el principio del partido. La ofensiva del conjunto se mostró imparable, con una combinación de tiros de larga distancia y rápidos contraataques, lo que desdibujo cualquier intento del rival de equilibrar el marcador. Este rendimiento inicial dejó pocas opciones al equipo contrario, que se vio obligado a remar contra corriente desde el pitido inicial.
En los cuartos posteriores, el conjunto blanco administró la ventaja con inteligencia, manteniendo un firme control del ritmo del juego. La defensa se mostró sólida, frustrando los intentos del rival por reducir la distancia. Los jugadores clave mantuvieron el nivel exhibido al inicio, asegurando que el margen alcanzado nunca fuera realmente amenazado. Al final, el dominio del primer cuarto resultó ser decisivo, sellando una victoria que refleja tanto la preparación táctica como la ejecución precisa de los jugadores en el campo.
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