El papa Francisco hizo una conmovedora aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro durante la bendición Urbi et Orbi con motivo del Domingo de Resurrección, a pesar de su reciente recuperación de una neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días. Permaneciendo en una silla de ruedas y sin las cánulas nasales para el oxígeno, el pontífice argentino se dirigió simbólicamente a las 35,000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro a través del maestro de ceremonias, quien leyó el mensaje de Pascua. En su discurso, el papa hizo un llamado urgente para detener la carrera armamentista global y usar los recursos para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover el desarrollo sostenible.
Además, Francisco expresó su cercanía con los cristianos de Palestina e Israel y pidió el cese al fuego en Gaza, abogando por la paz desde el Santo Sepulcro. También mostró su preocupación por el aumento del antisemitismo global y la precaria situación de la comunidad cristiana en Gaza. Después de su bendición, el papa sorprendió a los fieles al recorrer la plaza en el papamóvil, saludando y bendiciendo a varios niños. A pesar de su presencia en este significativo evento, Francisco se ha mantenido ausente en los ritos de Semana Santa, con una única salida a una prisión romana para saludar a los reclusos, confirmando la fragilidad de su salud durante estos días solemnes.
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