En una tarde taurina en la que las expectativas superaron a la realidad, el sevillano logró cortar una oreja con el lote más prometedor de la corrida de Domingo Hernández, que, en general, defraudó. Sus faenas destacaron en una jornada marcada por la falta de bravura de los toros. Aunque las condiciones no fueron las mejores, el sevillano mostró destreza y carisma, ganándose el favor del público presente.
Por otro lado, Roca Rey también se adjudicó una oreja, aunque sigue sin alcanzar el nivel esperado. A pesar de sus esfuerzos, sus actuaciones no consiguieron remontar del todo. En tanto, Juan Ortega pasó desapercibido, sin lograr conectar con los aficionados ni dejar una huella significativa en el ruedo. La tarde, en su conjunto, fue un reflejo de lo irregular en algunas corridas de toros modernas.
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