Un eurodiputado ha sido objeto de escrutinio después de que se revelara que solo ha estado presente en el 59% de las sesiones plenarias con votación en la Eurocámara. Esta tasa de asistencia, significativamente baja, ha levantado cuestionamientos sobre su compromiso y efectividad en el ejercicio de sus responsabilidades parlamentarias. La presencia en los plenos es crucial para la representación de los votantes y para el buen funcionamiento de las instituciones democráticas, lo que ha intensificado el debate sobre la necesidad de un mayor control y transparencia en la actividad parlamentaria.
Paralelamente, el aforamiento del funcionario ha sido un factor determinante en el aplazamiento de varias investigaciones en su contra. Este privilegio, que otorga cierta inmunidad legal a los políticos en ejercicio, ha complicado los procesos judiciales y ha generado críticas sobre su uso para evitar rendir cuentas ante la justicia. La situación subraya la necesidad de revisar los mecanismos de inmunidad parlamentaria para garantizar que no sean utilizados como escudos frente a posibles faltas éticas o legales.
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