Los dos aspirantes a liderar el partido Los Republicanos en Francia han adoptado una postura más dura en sus campañas internas, mientras se preparan para disputar el liderazgo de la formación política conservadora. Este cambio de estrategia se centra en hacer frente a la creciente presión interna y a la necesidad de revitalizar el partido, que ha perdido protagonismo en el panorama político francés desde los tiempos de Nicolas Sarkozy. Ambos candidatos buscan fortalecer el programa electoral del partido ante las elecciones presidenciales, enfocándose en temas clave como la seguridad, la identidad nacional y la economía, en un intento por atraer nuevamente a los votantes conservadores.
Con miras a encabezar las listas presidenciales, los contendientes están intensificando sus retóricas y propuestas para diferenciarse uno del otro y, al mismo tiempo, apuntan a distanciarse de la centroderecha moderada que caracterizó a Sarkozy. La batalla por el liderazgo no sólo representa una lucha por el control de Los Republicanos, sino también una redefinición del ideario del partido en un contexto político francés cada vez más fragmentado. De cara a las presidenciales, el objetivo es presentar un frente unido y renovado que pueda competir efectivamente contra Emmanuel Macron y otras fuerzas emergentes en la política nacional.
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