La reciente intensificación del conflicto entre Rusia y Ucrania ha traído consigo una serie de ataques nocturnos con drones y misiles por parte de ambas naciones, aumentando la tensión en la región. En un ataque ocurrido el sábado por la madrugada, un misil ruso impactó en Dobropillia, dentro de la provincia de Donetsk, que sigue bajo control ucraniano, resultando en la muerte de 11 personas. Este incremento en la ofensiva rusa coincide con la suspensión por parte de Estados Unidos del envío de información de inteligencia militar a Kiev, un gesto que ha dejado a la nación ucraniana en una posición vulnerable en cuanto a la obtención de datos estratégicos.
Mientras las hostilidades continúan, las relaciones diplomáticas permanecen tensas. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se encuentra bajo presión tanto interna como externa, en un intento por equilibrar las negociaciones con Moscú. A pesar de las sanciones mencionadas por Zelenski como una posible represalia, la situación diplomática sigue siendo complicada. Rusia, por su parte, sigue firme en sus movimientos, destacando las dificultades que conllevan las negociaciones con Kiev. En medio de estos desarrollos, la guerra en el este de Ucrania y en la provincia de Kursk se mantiene como una crisis urgente que continúa afectando considerablemente a la región y a la paz internacional.
Leer noticia completa en El Pais.