Los recientes ataques con drones llevados a cabo por Rusia en la región de Sumi, al noreste de Ucrania, han intensificado la ya tensa situación en el país. Según informaron las autoridades ucranianas este miércoles, las ofensivas impactaron directamente en dos hospitales de Sumi y en infraestructura energética de la empresa nacional ferroviaria en la región de Dnipropetrovsk, en el centro del país. Estos ataques resultaron en la muerte de al menos una persona y tres heridos, además de obligar a la evacuación de cerca de 150 personas, incluyendo a nueve con movilidad reducida. En la localidad de Ugroidi, un edificio de apartamentos de dos plantas fue destruido y una canalización de gas resultó dañada, incrementando la presión sobre una ciudadanía que ya enfrenta las penurias de una guerra prolongada.
La ofensiva rusa se produjo escasas horas después de que el presidente Vladimir Putin expresara en una conversación telefónica con el exmandatario estadounidense Donald Trump, su disposición a establecer una tregua parcial de 30 días centrada en evitar ataques aéreos contra infraestructuras energéticas y otras infraestructuras críticas. La propuesta de Trump de una tregua total había sido aceptada por Ucrania, pero la negativa de Rusia para un alto el fuego completo fue rápidamente criticada por el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. En un mensaje difundido en sus redes sociales, Zelenski denunció que la escalada de ataques a infraestructuras civiles en Kiev y otras ocho regiones demuestra la falta de voluntad de Rusia para avanzar hacia la paz, coincidiendo con los ataques masivos ocurridos en Sumi y Dnipropetrovsk.
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