En vísperas de las elecciones federales alemanas, los principales candidatos, el actual canciller Olaf Scholz del Partido Socialdemócrata (SPD) y Friedrich Merz de la Unión Democristiana (CDU), han dirigido sus últimos mensajes a un electorado marcado por la preocupación económica y la seguridad. Las encuestas posicionan a Merz como favorito, reflejando un escenario complicado para Scholz, cuyo mandato se vio afectado por la crisis dentro de su coalición tripartita. La campaña ha estado dominada por temas como la inmigración ilegal y cómo reactivar la economía alemana, elementos que Merz ha colocado en el centro de su propuesta política.
Las elecciones no solo tienen implicaciones a nivel nacional sino que también ocupan un lugar destacado en la agenda política europea. Con Alemania siendo la mayor economía del continente y un actor clave en la OTAN, el resultado electoral tendrá influencia sobre las políticas europeas, especialmente en cuanto a la defensa y la relación transatlántica con Estados Unidos. Con más de 59 millones de ciudadanos convocados a votar, el sistema electoral alemán permite a cada elector emitir dos votos, uno para un partido y otro para un representante local, añadiendo complejidad a un proceso que podría definir el futuro político no solo de Alemania, sino también de la Unión Europea.
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