El reciente galardón otorgado por la ACUM al autor por su destacada trayectoria generó tanto sorpresa como reflexiones personales en un contexto inesperado. A las 10 de la mañana, se despertó con la noticia de este reconocimiento, a lo cual su esposa reaccionó con escepticismo, considerando que aún no ha alcanzado los 60 años. No obstante, ambos optaron por guardar silencio sobre el asunto para evitar cualquier revocación del premio. La situación adquirió una nueva dimensión varias horas después, cuando Israel atacó el complejo nuclear iraní de Natanz, elevando las tensiones en la región.
Con la amenaza de misiles sobre Tel Aviv, el premio a la trayectoria parecía menos absurdo ante la incertidumbre del momento. En compañía de su esposa, Shira, el autor se encontró reflexionando sobre tiempos pasados mientras se resguardaban en la escalera de su edificio, carente de refugio antiaéreo. Las preocupaciones cotidianas y las discusiones creativas sobre aspectos domésticos quedaron relegadas ante la realidad de los conflictos bélicos. En esta nueva normalidad, dependían de decisiones externas, lejos de la época en que su vida cotidiana y sus conflictos personales fluían a su propio ritmo, sin la presión de factores externos como las políticas de Netanyahu o Trump.
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