La presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, ha declarado su firme intención de defender la honorabilidad de su partido a raíz del escándalo surgido del caso Cerdán. La situación ha escalado tras la dimisión de Ramón Alzórriz, quien era su número dos, luego de revelarse que su pareja trabajaba en Servinabar, una empresa implicada en la trama. Chivite ha convocado una reunión extraordinaria para decidir la personación del ejecutivo navarro en el proceso judicial que involucra también a Koldo García, Santos Cerdán y José Luis Ábalos. En conferencia de prensa, subrayó que su prioridad es mantener la integridad de su gobierno y del partido socialista de Navarra, prometiendo llegar "hasta las últimas consecuencias" en la investigación de los hechos.
Durante su comparecencia, Chivite explicó que Alzórriz no le informó de la conexión hasta el miércoles, obligándole a asumir las consecuencias de su omisión. A pesar de asegurar que Alzórriz no ha cometido ningún delito, sino un "error de no comunicar algo relevante", la presidenta recalcó su decisión de actuar imparcialmente, haciendo hincapié en que Alzórriz no está en la misma situación que García o Cerdán. Además, Chivite descartó cualquier dimisión propia o remoción dentro de su gabinete, mencionando la ausencia de informes que apunten a ilegalidades en las adjudicaciones y destacando la importancia de seguir adelante con los presupuestos y el programa gubernamental en curso.
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