España se enfrenta a un fin de semana de alto riesgo de incendios forestales, impulsado por la combinación de temperaturas extremas, intensas rachas de viento y una abundante vegetación seca. Las condiciones climáticas actuales crean un entorno propicio para la rápida propagación de incendios, llevando a las autoridades a establecer alertas en amplias áreas del país. Aunque el incendio en Méntrida, que afectó a Toledo y Madrid, ha sido controlado, nuevos focos están surgiendo en diferentes regiones, lo que genera preocupación entre los equipos de emergencia.
En Ibi, Alicante, la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha sido desplegada para combatir un incendio que ya ha arrasado 250 hectáreas, mientras que en Navaluenga, Ávila, otro incendio ha alcanzado la categoría de grado 2, poniendo en jaque la seguridad del municipio y las fincas agrícolas cercanas. La movilización de recursos se intensifica ante la posibilidad de que estos fuegos se descontrolen, afectando no solo a la naturaleza, sino también a la población local.
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