En los próximos días, la Unión Europea deberá decidir si prolonga los aranceles sobre los coches eléctricos chinos durante cinco años más o si los elimina. La decisión es polémica y aún no hay consenso, especialmente entre Alemania y España, cuyas industrias automotrices consideran que estas tasas dificultan la descarbonización y el acceso a vehículos eléctricos más económicos. Se espera que la votación se realice esta semana, aunque las conversaciones en curso con China podrían retrasarla. El comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis, se reunió recientemente con el ministro de Comercio chino, reafirmando que cualquier decisión se basará en hechos concretos y conformidad con las normas de la OMC y la legislación de la UE.
La postura de España ha sido sorpresiva, pues el presidente Pedro Sánchez sugirió reevaluar los aranceles durante su visita a China, a pesar de que en julio se manifestó a favor de mantenerlos. Mientras tanto, la industria automovilística de ambos países espera que los aranceles se reduzcan para seguir siendo competitivos, citando como ejemplo a Seat, que busca viabilidad para un modelo producido en China. Actualmente, estos aranceles se suman al 10% previo y varían entre 17,4% y 37,6% según la marca. Independientemente de la nacionalidad del fabricante, todos los coches eléctricos fabricados en China enfrentan estas tasas al entrar en el mercado europeo.
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