El conflicto en la región de Kursk ha escalado significativamente, con el ejército ucraniano lanzando una nueva ofensiva en el distrito de Suja. Según fuentes prorrusas en canales de Telegram y blogueros militares, este ataque fue sorprendente, hecho que ha sido confirmado por el Ministerio de Defensa ruso al declarar que lograron repeler la ofensiva. Sin embargo, las autoridades ucranianas ven el movimiento como una represalia justa hacia Rusia, que ha estado intensificando sus ataques en varias regiones de Ucrania durante el año. La situación en Kursk es compleja y dinámica, con los ucranianos intentando avanzar hacia la localidad de Berdin, utilizando vehículos occidentales blindados. El frente de batalla se ha extendido a otras áreas cercanas como Malaya Loknya y Novoivanovka, lo cual sugiere que el conflicto podría prolongarse y adquirir mayores dimensiones en las próximas semanas.
Por otro lado, Rusia ha mostrado una posición firme, afirmando que continúa enfrentando las incursiones ucranianas en Kursk. En un reciente comunicado del Ministerio de Defensa ruso, se ha detallado la supuesta derrota de un grupo de asalto ucraniano, manteniendo la narrativa de resistencia frente al avance de Kyiv. Sin embargo, existe preocupación sobre la efectividad de dicha resistencia, ya que evaluaciones de expertos aliados señalan la presencia de hasta 11.000 soldados norcoreanos apoyando a las fuerzas rusas en la zona, aunque esto no ha sido confirmado oficialmente por Moscú. Internamente, la recuperación de Kursk se perfila como un objetivo deliberado para Rusia, mientras Ucrania busca consolidar su presencia en la región, posiblemente para usarla como ventaja en futuras negociaciones de paz. En medio de la incertidumbre, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asegura que Rusia ha sufrido bajas significativas pero evita ofrecer cifras concretas, reflejando la volatilidad del terreno de combate y la dificultad de evaluar con precisión el desarrollo de las operaciones militares.
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