En el sur de California, una serie de incendios forestales han devorado partes significativas de Pacific Palisades, Pasadena y el Valle de San Fernando. La combinación de fuertes vientos y un clima excepcionalmente seco y caluroso ha generado condiciones propicias para que los incendios se expandan rápidamente. Las autoridades locales han emitido órdenes de evacuación para miles de residentes, y se estima que aproximadamente 180,000 personas han tenido que abandonar sus hogares, mientras que otras 200,000 se encuentran bajo aviso de evacuación. Hasta ahora, los incendios han resultado en la pérdida de cinco vidas humanas, con más de 12,900 hectáreas de terreno afectadas y 2,000 estructuras destruidas. Los equipos de bomberos continúan enfrentando un terreno difícil y condiciones críticas para controlar las llamas, y se anticipa que más áreas podrían necesitar evacuarse.
La devastación ha alcanzado infraestructuras críticas, incluyendo hospitales y escuelas, y ha afectado servicios esenciales como el suministro de agua durante la lucha contra el fuego en el incendio Palisades. En respuesta al desastre, tanto el gobierno estatal como el federal han desplegado recursos masivos para combatir los incendios y asistir a las víctimas. El presidente Joe Biden ha declarado una «catástrofe grave» en el estado, comprometiéndose a cubrir los gastos de recuperación durante seis meses. El impacto de los incendios también ha generado preocupaciones de seguridad, y las autoridades han reportado incidentes de saqueo en algunas áreas afectadas. Las comunidades afectadas están recibiendo apoyo de diversas entidades caritativas mientras continúan los esfuerzos para controlar la situación y mitigar el daño causado por esta serie de incendios devastadores.
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