Las relaciones entre RTVE y la Unión Europea de Radiodifusión (UER) se tensan aún más tras la solicitud de RTVE de una auditoría para investigar el televoto español en Eurovisión. La corporación pública sospecha de irregularidades después de que España otorgara 12 puntos a Israel, mientras que el jurado profesional no le asignó ningún punto. RTVE recibió la noche de la final 142.688 votos, distribuidos en llamadas, SMS y votos en línea, pero los datos proporcionados por la UER no son lo suficientemente detallados, según las fuentes. La situación se agrava por las campañas en línea que Israel admitió realizar para influir en el voto popular, alimentando las dudas sobre la transparencia del proceso.
La controversia se intensifica con la crítica española hacia la intervención militar de Israel en Gaza, culminando con una queja oficial de Israel ante declaraciones de comentaristas de RTVE. Estos mencionaron las víctimas civiles en Gaza durante la transmisión del evento, a pesar de aclarar que no era un mensaje contra ningún país en particular. En respuesta, Eurovisión amenazó a RTVE con sanciones si las referencias al conflicto se repetían en la final, enfatizando que el festival es un evento apolítico. Esta advertencia plantea un dilema sobre la naturaleza del concurso y las implicaciones políticas detrás de las votaciones y su narrativa.
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